Durante una audiencia del proceso antitrust contra Google en los EE. UU., una declaración de Apple llamó la atención: por primera vez, según la empresa, hubo una caída en las búsquedas realizadas a través de Safari, el navegador predeterminado del iPhone.
La declaración provino de Eddy Cue, vicepresidente senior de Apple, quien señaló la creciente popularidad de herramientas como ChatGPT y Perplexity como posibles responsables del cambio.
La afirmación parece sugerir que Google estaría perdiendo terreno, especialmente en uno de los entornos más importantes para la empresa: los dispositivos de Apple.
Pero, para los analistas de mercado, el movimiento podría tener otra motivación. Se cree que Apple está tratando de construir la narrativa de que Google ya no es tan dominante, precisamente para proteger el acuerdo que genera alrededor de US$ 20 mil millones por año para la compañía, a cambio de mantener a Google como el motor de búsqueda predeterminado en Safari.
Si Google es visto como una empresa en declive en el sector de búsquedas, el razonamiento es que no tendría sentido para la Justicia obligar a la ruptura de este contrato entre las dos gigantes. Sería, por lo tanto, una forma de garantizar que este flujo multimillonario de ingresos siga llegando a las arcas de Apple.
El problema, sin embargo, es que los datos públicos indican lo contrario: el tráfico de búsquedas de Google sigue creciendo, incluso en dispositivos de Apple, solo que ahora más a través de la aplicación de Google que del navegador Safari.
Mientras Apple señala una supuesta pérdida de terreno de Google, el buscador avanza con cambios importantes.
Desde el lanzamiento de ChatGPT, Google ha invertido fuertemente en inteligencia artificial, con el lanzamiento de Gemini, los resúmenes generados por IA en los resultados de búsqueda (AI Overview) y la nueva interfaz llamada AI Mode, que transforma la búsqueda tradicional en algo más conversacional.
Más de 1.500 millones de personas ya utilizan estas nuevas funciones mensualmente, un número que refuerza que el dominio de Google, lejos de debilitarse, está simplemente reinventándose.