Sameer Samat, hoy líder global de Android en Google, comenzó su camino en la gigante tecnológica con un correo electrónico enviado de forma totalmente espontánea a Sergey Brin, uno de los cofundadores de la empresa.
Era 1999. Samat, entonces un joven emprendedor, estaba en duda sobre seguir con su startup de aprendizaje automático o volver a la universidad para hacer un posgrado.
En plena madrugada, decidió escribir a Brin pidiendo consejos. Aunque nunca antes había hablado con él, confió en que el cofundador de Google entendería su dilema.
«Era alrededor de las 3 de la mañana. Dije algo como: ‘Estoy seguro de que tú también has pasado por esta duda de ir o no a hacer un posgrado’», recordó Samat.
La respuesta llegó un minuto después. Brin no solo se mostró comprensivo, sino que también lo invitó a visitar las oficinas de Google. Durante la visita, Samat fue sorprendido con entrevistas improvisadas con ingenieros de la empresa.
Al final del encuentro, recibió una oferta de trabajo. Sin embargo, rechazó la propuesta para continuar con su proyecto.
«Estaba comprometido con mi equipo y quería que la startup tuviera éxito», contó.
A pesar de la negativa, Brin se mantuvo generoso. Presentó a Samat a inversores y le dio consejos valiosos sobre cómo llevar la empresa adelante.
«Él no tenía que hacer nada de eso. Estoy muy agradecido y trato de retribuir siempre que puedo», dijo.
Más tarde, su empresa fue vendida y, en 2008, Samat finalmente aceptó una invitación para trabajar en Google, después de ser convencido por Marissa Mayer y Sundar Pichai.
Él aún dejaría la empresa en 2015, pero regresaría años después por invitación de Pichai, ya como CEO.
«Cuando él me llamó para liderar Android y Google Play, fue una decisión fácil. Es el tipo de invitación que no aparece siempre en la vida», dijo Samat.
Hoy, Sameer Samat es uno de los principales nombres detrás de Android, y todo comenzó con un correo electrónico enviado durante una noche de dudas.