Recientemente, una declaración de Eric Schmidt, ex-CEO de Google, trajo una nueva perspectiva sobre el debate en torno a las gigantes tecnológicas.
Durante una entrevista con CNBC, Schmidt afirmó: «Dividir estas empresas no resolverá fundamentalmente los problemas que se tienen con ellas».
La frase surgió en medio de la posibilidad de que el Departamento de Justicia de los Estados Unidos solicite que Google se vea obligado a vender Chrome, su popular navegador a nivel mundial.
Pero, ¿una decisión así cambiaría algo para los consumidores?
La venta de Chrome abriría espacio para un nuevo propietario, pero la pregunta sigue siendo: ¿quién podría hacerse cargo del navegador? Nombres como Jeff Bezos o Elon Musk vienen a la mente, pero surgen dudas sobre si harían algo diferente o mejor que Google.
Al fin y al cabo, el objetivo de toda empresa de este tamaño es el mismo: recopilar datos y transformarlos en ingresos, generalmente mediante publicidad.
Incluso si la venta se concretara, los nuevos dueños enfrentarían la misma presión regulatoria que enfrenta Google hoy en día, y los consumidores seguirían atrapados en el mismo modelo de negocio.
Sin un comprador adecuado, la única alternativa sería obligar a Google a cerrar Chrome, un escenario que parece improbable y altamente perjudicial.
A pesar de las críticas sobre el dominio del navegador, Chrome desempeña un papel fundamental en el ecosistema de la web moderna, incluso apoyando navegadores alternativos como Firefox mediante financiación indirecta.
Mientras tanto, Chrome continuaría en el centro de la recopilación y monetización de datos, independientemente del nombre en la puerta de la empresa responsable.
Al final, la popularidad de Chrome está profundamente ligada a su integración con otros servicios de Google, como Gmail y Google Drive. Esta sinergia crea una experiencia cohesiva que los competidores aún no han podido igualar.
Si se desconectara de Google, Chrome perdería gran parte de sus ventajas, como la sincronización perfecta entre dispositivos y el acceso instantáneo a los servicios del ecosistema.
En este escenario, se convertiría en solo otro navegador en el mercado, diluyendo su relevancia y dejando un vacío que difícilmente sería llenado de manera significativa.