El día de su toma de posesión para el segundo mandato como presidente de los Estados Unidos, Donald Trump tomó una decisión que promete tener un impacto significativo en el sector tecnológico.
Revocó una orden ejecutiva firmada por Joe Biden en 2023, cuyo objetivo era reducir los riesgos asociados al avance de la inteligencia artificial (IA).
La medida de Biden buscaba proteger a los consumidores, trabajadores y la seguridad nacional, pero Trump y el Partido Republicano consideraron que esta iniciativa representaba un obstáculo para la innovación tecnológica.
La orden de Biden exigía que las empresas desarrolladoras de IA compartieran los resultados de las pruebas de seguridad con el gobierno estadounidense antes de lanzar tecnologías consideradas potencialmente riesgosas.
Estos riesgos podían incluir amenazas a la seguridad nacional, al medio ambiente e incluso a la salud pública. Además, la orden también solicitaba a las agencias gubernamentales establecer estándares para estas pruebas y evaluar posibles impactos, como ciberataques y otros peligros.
La decisión de Trump está alineada con la plataforma del Partido Republicano, que criticó la orden como un freno al desarrollo de la IA. Los republicanos argumentan que la tecnología debe avanzar sobre la base de la libertad de innovación y el potencial humano, sin restricciones que puedan retrasar avances importantes.
Por otro lado, los expertos advierten que la falta de regulaciones podría abrir la puerta a consecuencias no deseadas, como la sustitución masiva de empleos y vulnerabilidades en la seguridad.
Aunque Trump revocó la orden enfocada en pruebas de seguridad, dejó intacta otra medida reciente de Biden, que busca apoyar el aumento de la capacidad energética necesaria para alimentar los centros de datos avanzados utilizados por sistemas de IA.