A partir de enero de 2025, Google comenzó a exigir que los resultados de búsqueda se rendericen con JavaScript, una tecnología que permite la visualización de contenido dinámico en las páginas.
Esta decisión impactó directamente a las herramientas que rastrean posiciones de palabras clave, ya que muchas de ellas dependen de técnicas de scraping (recopilación automática de datos) para funcionar.
El resultado: costos más altos, datos menos precisos y una gran duda: ¿el seguimiento de rankings aún tiene sentido?
Pero, ¿por qué Google hizo esto? La empresa alega que el cambio tiene como objetivo combatir bots, reducir el spam y aumentar la seguridad.
Sin embargo, algunos ven beneficios indirectos para el propio Google, como la garantía de que los anuncios y funcionalidades impulsadas por Inteligencia Artificial (IA), como los AI Overviews, sean más difíciles de eludir.
Con el requisito de JavaScript, las herramientas de SEO ahora deben lidiar con la complejidad de diferenciar resultados orgánicos de respuestas generadas por IA, lo que hace que el proceso sea más costoso y laborioso.
A pesar de los desafíos, los expertos afirman que el seguimiento de rankings no está completamente muerto. Todavía puede ser útil para monitorear competidores, identificar tendencias y medir progresos.
Sin embargo, es necesario reconocer que el SEO ya va mucho más allá de la simple búsqueda de posiciones de palabras clave. Métricas como el tráfico orgánico, las tasas de conversión y el engagement están ganando cada vez más importancia.
Además, herramientas como Google Search Console y Google Analytics ofrecen insights valiosos sin depender de técnicas de scraping.
Para quienes trabajan con SEO, el mensaje es claro: es hora de adaptarse. En lugar de enfocarse solo en rankings, los profesionales y empresas deben diversificar sus métricas, explorando indicadores más amplios y alineados con los objetivos de negocio.
El cambio de Google puede verse como una oportunidad para repensar estrategias y adoptar métodos más modernos y eficientes.