Hace 20 años, Google Maps fue lanzado y, desde el primer día, casi causó un colapso en los servidores de Google.
El gigante de Mountain View adquirió la startup australiana Where 2 Technologies en 2004 y, en solo unos meses, transformó su sistema de mapeo en un producto accesible a través del navegador, algo innovador para la época.

En 2005, Google decidió integrar Maps a su sistema. En ese momento, la empresa ya era conocida por su motor de búsqueda, pero Maps trajo una novedad revolucionaria: mapas interactivos que se cargaban en «tiles» (pequeños bloques de imágenes).
Esta tecnología permitía a los usuarios ampliar y reducir los mapas de manera rápida, algo que no era común en servicios como MapQuest, que dominaba el mercado en ese entonces.
Sin embargo, el éxito fue tan grande que el tráfico de datos generado por Maps casi sobrecargó los servidores de Google.
Lars Rasmussen, uno de los creadores de la tecnología, contó en una entrevista que el sistema se «atascó» con el volumen de información que circulaba entre los servidores y los usuarios.
«Fue increíble, pero también aterrador. Maps fue un éxito inmediato, pero casi usó toda la banda ancha de Google», explicó.
A pesar del susto inicial, Google logró optimizar su infraestructura para soportar la demanda y evitar que toda la compañía se quedara fuera de línea.
Hoy en día, Maps es una herramienta esencial para miles de millones de personas, pero su lanzamiento sirve como un recordatorio de cómo incluso las empresas más grandes pueden ser sorprendidas por el éxito de sus propias innovaciones.
Y, por supuesto, es una prueba de cómo una buena idea, cuando se ejecuta bien, puede cambiar el mundo, incluso si casi colapsa internet en el proceso.