En el año 2001, Larry Page, uno de los fundadores de Google, tomó una decisión radical al despedir a todos los gerentes de proyectos de la empresa.
Tenía la convicción de que la supervisión no solo era innecesaria, sino que también representaba un obstáculo.
Además, sospechaba que los gerentes de proyectos de la empresa estaban impidiendo que los ingenieros se involucraran en proyectos que eran personalmente significativos para él.
Un ejemplo de esto fue el plan de Page de digitalizar todos los libros del mundo y hacerlos buscables en línea.
Sin embargo, este proyecto no estaba recibiendo la atención adecuada. Page atribuyó la responsabilidad a los gerentes de proyectos, creyendo que estaban descuidando esta iniciativa importante.
El cambio parecía prometedor inicialmente, ya que algunos ingenieros se sentían libres de la burocracia y sobresalían en sus tareas. Sin embargo, pronto comenzaron a surgir problemas.
Proyectos importantes quedaron sin recursos, hubo redundancia en el trabajo y los ingenieros sintieron la falta de orientación y retroalimentación.
Quedó claro que la presencia de los gerentes de proyectos era fundamental para coordinar los equipos y dirigir los esfuerzos de manera eficaz.
Larry Page y Google luego se dieron cuenta de la importancia de la gestión en el contexto de la empresa.
Con el tiempo, se contrataron nuevos gerentes de proyectos y se valoró su papel.
Esta experiencia de aprendizaje fue fundamental para el crecimiento de Page y para desarrollar una visión más amplia sobre el papel de la gestión en el éxito de Google.
Este viaje tumultuoso de Larry Page, paralelo al de Steve Jobs en Apple, demuestra cómo los líderes a menudo deben enfrentar desafíos y aprender de los errores para convertirse en verdaderos visionarios.
Las lecciones extraídas de estas experiencias fueron fundamentales para la evolución y el éxito continuo de Google como una de las empresas más influyentes e innovadoras del mundo actual.