¿Aún escribes “www” antes de las direcciones de los sitios web? Para muchos, esta práctica se ha vuelto automática, pero ¿tiene sentido en un mundo digital tan avanzado?
Spoiler: no, no lo tiene.
Al escribir una dirección en el navegador, se realiza una conexión con un servidor DNS (Sistema de Nombres de Dominio) para traducir el dominio en una dirección IP, dirigiéndote al servidor donde está alojado el sitio.
Este proceso funciona de la misma manera con o sin el «www». Hoy en día, muchos servidores tratan ambas opciones como equivalentes, dependiendo de su configuración, haciendo que el uso de “www” sea irrelevante para la navegación o la seguridad.
Originalmente, “www” se utilizaba para identificar servidores web en un ecosistema de servicios distintos en internet.
Con el tiempo, la web se convirtió en el principal uso de la red, y los dominios comenzaron a funcionar sin la necesidad del prefijo. La navegación se simplificó, pero el hábito de escribir “www” permaneció para muchos.
Lo que realmente importa en la seguridad en línea es el protocolo HTTPS, que garantiza conexiones cifradas y protege tus datos contra ataques.
Aun así, HTTPS no es infalible: configuraciones comprometidas de DNS o servidores pueden exponer a los usuarios a riesgos.
Por ello, es fundamental prestar atención a detalles como URLs sospechosas o comportamientos inesperados, como ventanas emergentes que solicitan descargas.
Al final, “www” es más una reliquia de la internet antigua que una necesidad.