Cuando pensamos en Google, es fácil imaginar que sabe todo sobre nosotros: nuestros correos electrónicos, búsquedas, ubicación e incluso nuestras fotos.
Sin embargo, a pesar de este vasto conocimiento, la empresa afirma que no utiliza la mayor parte de esta información personal para entrenar sus modelos de inteligencia artificial, como Gemini, su avanzado chatbot. En su lugar, se enfoca en contenido disponible públicamente en la web.
Pero la historia no es tan sencilla. Productos experimentales y gratuitos de Google, como Gemini y algunas herramientas integradas en servicios como Maps y Fotos, pueden usar datos de los usuarios para mejorar sus sistemas.
Por ejemplo, aunque Google asegura que no utiliza correos electrónicos de Gmail ni lo que escribimos en la barra de búsqueda para entrenar sus modelos, admite que las interacciones con Gemini pueden emplearse con este propósito.
Otro punto interesante es YouTube. La plataforma, que también forma parte del ecosistema de Google, utiliza el contenido subido por sus usuarios para mejorar sus funcionalidades, como el sistema de recomendaciones y nuevas herramientas basadas en IA, como el doblaje automático.
Por otro lado, Google es firme en impedir que otras empresas, como OpenAI y Apple, usen contenido de YouTube para entrenar sus propias inteligencias artificiales.
Aun con estas salvedades, Google ofrece a los usuarios cierta autonomía. Herramientas como la «Actividad de aplicaciones de Gemini» permiten que elijas si tus conversaciones con el chatbot pueden almacenarse y usarse para entrenar modelos futuros.
Este control está activado de manera predeterminada para mayores de 18 años y desactivado para menores. Además, es posible ajustar el tiempo de almacenamiento de estas interacciones, con opciones que van desde tres meses hasta tres años.
Al final, queda claro que Google camina por una línea delgada entre el uso responsable de datos y el desarrollo de herramientas más avanzadas.
Como consumidores, es importante estar atentos a las configuraciones de privacidad y tomar decisiones conscientes sobre cómo compartimos nuestros datos. Al fin y al cabo, cada interacción cuenta.