Después de más de una década apostando por el formato compacto, Google decidió cambiar de planes. El Google TV Streamer es la nueva apuesta de la empresa.
Ya no es ese pendrive simpático que conocíamos, sino un set-top box, y con un precio que puede dejar un sabor amargo en la boca.
Un nuevo diseño
El diseño es curioso. Un formato ovalado que se encaja en una base del mismo estilo. La idea es que combine con cualquier entorno, pero, sinceramente, no tiene mucho diseño allí.
En la parte posterior, las conexiones siempre necesarias: HDMI, Ethernet y un puerto USB-C solo para energía. El aparato es bajo y discreto, perfecto para estar escondido detrás del televisor.
Más poder, más funciones
Google prometió más velocidad y lo cumplió. El nuevo procesador es un 22% más rápido que el modelo anterior, además de contar con el doble de memoria RAM y cuatro veces más almacenamiento.
Esto significa imágenes más fluidas en 4K y sonido envolvente con Dolby Atmos. El audio espacial es compatible con los Pixel Buds Pro, ofreciendo una experiencia interesante.
Y lo mejor: ¡ahora es el centro de mi casa inteligente! Es posible controlar luces, cámaras e incluso crear rutinas directamente desde el aparato. Es como tener una central de comando en la sala.
Control remoto renovado
El control remoto ha ganado un nuevo diseño, con una textura que ayuda a no escaparse de las manos. Los botones han sido reorganizados e incluso tiene un botón dedicado para encontrar el control. Esto es genial, porque ¿quién no ha perdido el control remoto en el sofá?
Otra cosa interesante es el botón de silencio, que está bien accesible. Pero confieso que eché de menos el botón dedicado a Google Assistant (o, en el futuro, a Gemini).