El Google llamó la atención del mercado tecnológico al aplicar una táctica que está ganando fuerza entre las grandes empresas tecnológicas: contratar talentos estratégicos de startups, en lugar de adquirir formalmente las empresas.
Esta práctica, conocida como acqui-hire, permite el acceso a tecnologías de vanguardia y conocimientos especializados sin activar las alarmas de los organismos reguladores. Y fue exactamente lo que hizo la empresa con la startup de inteligencia artificial Windsurf.
En lugar de comprar Windsurf, que estaba a punto de cerrar un acuerdo de 3 mil millones de dólares con OpenAI, Google simplemente contrató a los principales ingenieros de la empresa, incluido el CEO, y firmó un contrato de licencia no exclusiva para utilizar la tecnología desarrollada por ellos.
El valor total de la operación rondó los 2.4 mil millones de dólares. La startup, ahora vaciada, perdió gran parte de su fuerza, y OpenAI, que buscaba la adquisición, se quedó sin el acuerdo.
Esta estrategia es eficaz porque evita los largos procesos de aprobación por parte de organismos como la Comisión Federal de Comercio de los Estados Unidos (FTC), que suele investigar fusiones y adquisiciones con potencial anticompetitivo.
Como no hubo compra de la empresa en sí, sino solo la contratación de personas y un contrato de uso de la tecnología, la operación quedó fuera del alcance inmediato de la fiscalización.
En los últimos años, Google ya ha utilizado este mismo enfoque con otras startups, como Character.AI, siguiendo el movimiento de otros gigantes como Microsoft, Meta y Amazon.
Para los especialistas, este tipo de acción se está convirtiendo en el nuevo estándar para la expansión en el sector de la inteligencia artificial.