La ciudad de Nueva York, famosa por sus problemas de transporte, está probando una solución innovadora para reducir los retrasos en el metro.
La MTA (Autoridad de Transporte Metropolitano) ha firmado una asociación con Google para usar smartphones Pixel como sensores inteligentes en los trenes.
El proyecto, llamado TrackInspect, tiene como objetivo identificar problemas en las vías antes de que se conviertan en un riesgo para el transporte, buscando mejorar la eficiencia y la seguridad del sistema.
La idea detrás del proyecto es sencilla pero poderosa: instalar smartphones en algunos trenes para recopilar datos sobre las vías, como sonidos y vibraciones, mientras los trenes circulan.
Estos datos se envían a la nube de Google, donde la inteligencia artificial (IA) analiza todo en busca de patrones que puedan indicar defectos.
Durante un piloto de cinco meses, los dispositivos recopilaron millones de datos, incluidas 1.200 horas de audio y 335 millones de lecturas de sensores. Los inspectores de la MTA utilizaron esta información para verificar las vías y «entrenar» el sistema, aumentando su precisión.
Con esto, la MTA espera poder detectar problemas con antelación, evitando retrasos y accidentes que podrían perjudicar la experiencia de los pasajeros.
Este tipo de tecnología no es novedad para las grandes ciudades del mundo. Otras como Chicago y Pekín también están utilizando innovaciones como la IA y el reconocimiento facial para hacer el transporte público más eficiente y seguro.
La asociación entre la MTA y Google es un ejemplo claro de cómo la tecnología puede aplicarse para resolver desafíos urbanos, utilizando soluciones accesibles y eficaces para optimizar servicios esenciales, como el transporte público.
El proyecto TrackInspect fue un éxito inicial, con la inteligencia artificial logrando identificar con precisión el 92% de los lugares con defectos en las vías.
Mientras tanto, otras ciudades alrededor del mundo ya están mirando esta tecnología. Nueva York podría ser sólo el comienzo de una revolución en el transporte público, donde la inteligencia artificial y dispositivos simples, como los teléfonos inteligentes, se conviertan en aliados para garantizar viajes más rápidos y seguros.