El gobierno mexicano está esperando una respuesta definitiva de Google antes de decidir si llevará a la empresa a los tribunales.
La polémica gira en torno al cambio de nombre del Golfo de México a «Golfo de América» en el servicio de mapas de la plataforma, una decisión que siguió a una declaración del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, divulgó una carta enviada por Cris Turner, vicepresidente de Relaciones Gubernamentales y Políticas Públicas de Google, en la que la empresa afirma que no revisará su política de mapeo.
«Esperaremos la respuesta de Google y, si es necesario, seguiremos con acciones legales», declaró Sheinbaum en una conferencia de prensa.
Actualmente, Google Maps muestra el nombre «Golfo de América» dentro de los Estados Unidos, «Golfo de México» en el territorio mexicano y una combinación de ambos nombres en otras regiones.
En la carta, Turner explicó que la empresa sigue políticas de mapeo «imparciales y consistentes en todas las regiones» y que está dispuesta a reunirse con representantes del gobierno mexicano para discutir el asunto. También destacó que la empresa consulta múltiples fuentes autorizadas para garantizar la precisión de la información.
Para México, la cuestión va más allá de un simple cambio de nombre. El Golfo de México es un cuerpo de agua compartido, con aproximadamente el 49% de su área bajo jurisdicción mexicana, el 46% bajo control de los EE. UU. y el 5% bajo control cubano.
El nombre «Golfo de México» es reconocido internacionalmente y tiene raíces históricas que se remontan a 1607. Por ello, las autoridades mexicanas consideran que el cambio de nombre es una violación de su soberanía y afirman que no aceptarán la modificación en una zona geográfica bajo su territorio y jurisdicción.
La disputa ocurre en un momento delicado en las relaciones entre México y Estados Unidos, con tensiones que involucran aranceles comerciales y amenazas de deportaciones masivas.