En un movimiento sorprendente, OpenAI, creadora de ChatGPT, ha cerrado un acuerdo con Google para utilizar sus servicios en la nube, a pesar de ser competidores directos en el campo de la inteligencia artificial.
La asociación, confirmada por fuentes de la agencia de noticias Reuters, muestra cómo la demanda de poder de procesamiento está llevando incluso a rivales a colaborar entre bastidores.
OpenAI ya utiliza la nube de Microsoft, su principal inversora, pero ahora está diversificando sus fuentes para atender al crecimiento acelerado de sus sistemas de IA.
Google, por su parte, gana un cliente importante para su servicio de computación en la nube, reforzando su posición en el mercado.
Lo curioso es que ChatGPT es precisamente uno de los mayores competidores de Google Search, lo que hace que esta alianza sea aún más inesperada.
La necesidad de capacidad computacional para entrenar modelos de IA está alcanzando niveles sin precedentes. OpenAI, por ejemplo, ya mueve US$ 10 mil millones por año y busca alternativas para no depender únicamente de Microsoft.
Google, que también desarrolla sus propios modelos de IA, como Gemini, ahora proporcionará chips e infraestructura a una empresa que, en teoría, compite con sus productos.
Este tipo de asociación revela que, en la guerra de la inteligencia artificial, no todo es rivalidad. Mientras las empresas compiten por el liderazgo en chatbots y búsquedas inteligentes, también necesitan compartir recursos caros y escasos, como servidores y chips.