La empresa detrás de ChatGPT, OpenAI, ha comenzado a utilizar la infraestructura de Google Cloud para mantener sus operaciones.
Esta novedad fue discretamente divulgada en el sitio web de la empresa, en una lista de subprocesadores de compañías tercerizadas que manejan datos en nombre de OpenAI.
Esta decisión marca un giro en el escenario de la inteligencia artificial. Aunque OpenAI y Google son competidores directos en la carrera por el avance de la IA, ahora están colaborando entre bastidores.
Con miles de millones de dólares invertidos por ambas empresas, la disputa abarca desde el rendimiento de los chatbots hasta la integración de la IA en los mecanismos de búsqueda.
Aun así, OpenAI ha encontrado en Google una solución a un problema urgente: la infraestructura. En los últimos meses, OpenAI ha enfrentado dificultades técnicas para satisfacer la alta demanda de sus productos.
En abril, el CEO de la empresa, Sam Altman, llegó a decir públicamente que la falta de chips gráficos (GPU) estaba afectando el funcionamiento de la plataforma.
Estos componentes son esenciales para que herramientas como ChatGPT funcionen a gran escala, pero son caros, escasos y dominados por grandes empresas tecnológicas.
La asociación con Google Cloud ofrece a OpenAI acceso a centros de datos avanzados y poder computacional de última generación. Esto puede mejorar el rendimiento de ChatGPT, reducir fallos en el servicio y acelerar el lanzamiento de nuevas funciones.
Este episodio también refuerza una realidad poco visible para el público: a pesar del discurso sobre innovación e independencia, la infraestructura de Internet aún depende de unos pocos gigantes como Google, Microsoft y Amazon.