El Google está cosechando los frutos de más de dos décadas de inversión en inteligencia artificial.
Desde los primeros años de la empresa, los fundadores Larry Page y Sergey Brin ya veían la IA como el futuro de la tecnología.
Hoy, con la explosión de los modelos generativos, como el Gemini, esa visión se materializa en productos poderosos que muestran cuánto la empresa se estaba preparando para este momento.
Diferente de lo que muchos imaginan, la creación de soluciones en IA no ocurre de la noche a la mañana. Ella exige una base técnica profunda y robusta, construida con tiempo, datos, poder computacional y talentos. El Google domina todos esos pilares.
Además de haber inventado el Transformer, estructura base detrás de herramientas como ChatGPT, la empresa cuenta con modelos propios de generación de imágenes (Imagen), vídeos (Veo) y hasta chips de procesamiento avanzado (TPUs), usados en sus datacenters y alquilados a desarrolladores por el Google Cloud.
Para alcanzar ese nivel, el Google también se fortaleció con adquisiciones estratégicas, como la compra de la DeepMind en 2014, laboratorio que hoy lidera varias de las innovaciones más avanzadas de la empresa en IA.
Otro hito fue la compra de la DNNresearch, que trajo dentro del Google los fundamentos del AlexNet, uno de los primeros modelos a “ver” imágenes como un ser humano.
Todo ese histórico creó una base sólida, que ahora impulsa herramientas como el Flow, nuevo servicio de creación de vídeos que muestra cuánto la empresa está adelante.
Mientras tanto, la Apple parece apenas comenzar su carrera en el sector. La empresa ha enfrentado dificultades para actualizar la Siri con recursos de IA generativa, y rumores indican que tuvo que recurrir a la infraestructura del propio Google para entrenar sus modelos.
Además, por priorizar privacidad, la Apple tardó en explorar su inmenso volumen de datos de manera efectiva para IA, lo que ahora representa un retraso estratégico.
Para compensar, puede tener que gastar miles de millones o incluso firmar alianzas con rivales, en un escenario que revela el contraste claro: mientras el Google pasó 25 años preparándose para este momento, la Apple aún está tratando de descubrir cómo dar sus primeros pasos.