Un evento traumático ocurrido hace cinco años cambió para siempre la vida de una joven mujer. Después de sufrir un brutal ataque, sobrevivió, pero quedó con una lesión cerebral traumática y graves discapacidades físicas.
Ahora paralizada e incapaz de hablar, enfrentaba enormes desafíos para comunicarse y expresar sus necesidades y emociones.
Sin embargo, un rayo de esperanza surgió a través de sus ojos. Descubrió que podía mover la mirada hacia arriba, indicando un «sí». Con el tiempo, incluso con sus músculos del cuello debilitados, aprendió a dirigir la mirada intencionalmente para comunicarse.
Fue en esta etapa de su viaje que se le presentó una tecnología revolucionaria: una computadora equipada con inteligencia artificial (IA) y tecnología de interacción a través de la mirada.
Utilizando el seguimiento ocular, esta joven mujer ahora podía mirar letras en un teclado en la pantalla y formar palabras. Sin embargo, el proceso inicialmente era lento y agotador.
Fue entonces cuando los avances en la IA, junto con el apoyo de Google y el Centro de Inteligencia Artificial Inspirada en el Ser Humano (CHIA) de la Universidad de Cambridge, entraron en escena.
Con la ayuda de expertos e investigadores, el objetivo era mejorar la detección de la mirada, haciéndola más rápida y precisa.
El desarrollo de estas tecnologías asistivas es crucial, ya que no solo esta joven mujer enfrenta desafíos diarios de comunicación, sino que muchas otras personas con discapacidades motoras también dependen de ellas.
La inteligencia artificial y la colaboración entre la academia y las grandes empresas, como Google, pueden ayudar a cambiar la forma en que estas personas pueden expresarse, conectarse con el mundo y recuperar un sentido de independencia.