Google publicó esta semana un informe interesante sobre el proyecto AI Works, que se lanzó en el Reino Unido el año pasado.
El estudio se realizó en colaboración con sindicatos, pequeñas empresas y educadores de escuelas locales, y arrojó un dato que llama la atención: el uso de la inteligencia artificial (IA) puede ahorrar, en promedio, 122 horas de trabajo al año para quienes adoptan esta tecnología, superando la expectativa inicial de 100 horas.
La investigación mostró que, con solo unas pocas horas de formación, los trabajadores pudieron duplicar la frecuencia de uso de las herramientas de IA en el día a día. Y lo más importante: este nuevo hábito se mantuvo firme incluso después de varios meses.
Según Google, este avance es crucial para el futuro de la economía. En 2023, la empresa ya había previsto que la innovación con IA podría generar un crecimiento de £400 mil millones (aproximadamente R$ 2,5 billones) en la economía británica hasta 2030, pero esta previsión depende de la adocción a gran escala de estas tecnologías.
Sin embargo, el informe también reveló un desafío: el 66% de los trabajadores, especialmente mujeres mayores de 55 años y personas de clases sociales más bajas, aún no utilizan IA en el trabajo.
Para tener una idea, las mujeres mayores de 55 años tienen cuatro veces menos probabilidades de usar IA que los hombres menores de 35 años.
Después de la formación promovida por el proyecto, el escenario mejoró considerablemente: el número de mujeres que usan IA semanalmente saltó del 17% al 56%, y el uso diario aumentó del 9% al 29%.
Otro punto importante que destacó el informe es que muchas personas aún sienten la necesidad de tener una especie de «permiso» para usar IA, como si fuera algo prohibido o inadecuado.
Google refuerza que la IA debe verse como una herramienta legítima de apoyo, al igual que hoy usamos motores de búsqueda o navegamos por internet.
A pesar de los avances, el uso de la IA aún genera sentimientos encontrados: mientras muchos ven beneficios claros, otros temen los errores y el impacto que la tecnología puede tener sobre los empleos en el futuro.